Un problema creciente

La tos ferina, o coqueluche, es una infección respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Transmitida fácilmente de persona a persona a través de la tos y los estornudos, esta enfermedad representa una grave amenaza para la salud infantil, pudiendo resultar en enfermedad severa e incluso en muerte. Los síntomas de la tos ferina, que incluyen fiebre leve, secreción nasal y una tos seca seguida de un sonido característico, suelen aparecer entre 7 y 10 días después de la infección. Aunque los antibióticos pueden prevenir síntomas graves si se administran a tiempo, la prevención mediante la vacunación es crucial.

Entre 2010 y 2019, se reportaron en promedio 170,000 casos de tos ferina anualmente a nivel mundial, con una notable disminución durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, en la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se observó un importante aumento de casos durante la segunda mitad de 2023 y los primeros meses de 2024.

En las Américas, tras alcanzar un pico de 72,328 casos en 2012, hubo una progresiva disminución hasta 3,283 casos en 2022. No obstante, en 2024, los casos han vuelto a aumentar en varios países, incluidos Brasil, México, Perú y Estados Unidos. Esta tendencia ascendente se atribuye principalmente a la significativa reducción en la cobertura de vacunación contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP) durante la pandemia de COVID-19.

La respuesta de la OPS

La OPS señaló que en 2021 la cobertura de la primera y tercera dosis de la vacuna DTP alcanzó su nivel más bajo en 20 años, con un 87% y 81% respectivamente. Aunque en 2023 se observó una recuperación al 90% y 88%, persisten variaciones importantes tanto entre países como dentro de ellos.

Para contrarrestar este aumento de casos, la OPS recomienda que los países aseguren una cobertura de vacunación de las tres dosis de DTP superior al 95% en niños, y que analicen las coberturas de vacunación en menores de 1 año y de 5 años, poniendo especial énfasis en la identificación de grupos poblacionales con bajas coberturas. Además, la vacunación se recomienda para los trabajadores de la salud, especialmente aquellos en maternidades, y para las mujeres embarazadas.

La OPS también insta a los países a reforzar la vigilancia epidemiológica para asegurar que cada brote de tos ferina sea investigado minuciosamente, mejorando así la comprensión de la epidemiología de la enfermedad en la región. Es fundamental fortalecer las capacidades de diagnóstico de laboratorio para mejorar el reporte y la caracterización de los brotes.

Medidas de control y prevención

Los casos sospechosos de tos ferina deben ser aislados de lactantes y niños pequeños hasta que los pacientes hayan recibido antibióticos durante al menos cinco días. Se recomienda el tratamiento con eritromicina, claritromicina y azitromicina para acortar el periodo de transmisibilidad.

El rol de los farmacéuticos

Los farmacéuticos desempeñan un papel crucial como referentes de salud, proporcionando acceso a la inmunización y educando a la población sobre los esquemas de vacunación. Su participación es esencial para aumentar la cobertura de vacunación y prevenir futuros brotes de tos ferina.

La alerta epidemiológica de la OPS subraya la urgencia de estas acciones para proteger la salud pública y prevenir el resurgimiento de esta peligrosa enfermedad en las Américas.